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Esto no es una paz. Es un armisticio de veinte años. Mariscal Ferdinand Foch

La Primera Guerra Mundial supuso para muchos de sus contemporáneos el fin de la civilización decimonónica, por la destrucción de sistemas políticos, la ruina de las economías y la división de la sociedad. Además, con los restos de la Alemania imperial, de la monarquía de los Habsburgo, y de la Rusia zarista se creó una ordenación grotesca que tendría unas consecuencias funestas en los años venideros.

William E. Hall, destacado jurista internacional, afirmó en 1880: La ley internacional no tiene otra alternativa que aceptar la guerra, independientemente de lo justo de su origen, como una relación a la que las partes pueden optar, y que solo puede agotarse regulando el efecto de esa relación. Por ello se considera que las dos partes de una guerra son de idéntica posición legal y, en consecuencia, poseen iguales derechos.

Esta doctrina era un peligro, hasta para las grandes potencias, y, por lo tanto, en las Convenciones de La Haya de 1899 y 1907, las principales potencias acordaron modestas medidas para limitar su desmedida libertad para hacer la guerra. Cómo debía combatirse, ya había comenzado a regularse en las Convenciones de Ginebra.

Puesto que las circunstancias en las que había estallado la Gran Guerra eran una burla a la iniciativa de La Haya, ese mismo espíritu se afirmó en 1918 en el Convenio de la Sociedad de Naciones, impulsado por Thomas Woodrow Wilson a la sazón presidente de EEUU. Se imponía un arbitrio a las naciones en conflicto que podía ser reforzado por una sanción internacional a los estados que rechazasen las decisiones.

En el Tratado de Versalles (1919), salvar al mundo del bolchevismo y reestructurar el mapa de Europa eran dos proyectos que se superponían.

Se aisló a Rusia, mediante un cordón formado por países cuya hostilidad hacia Moscú estaba garantizada: Finlandia, las Repúblicas Bálticas y Polonia, que tras 120 años recuperaba su condición de Estado independiente.

A Alemania se le impuso una paz con unas condiciones muy duras, con el fin de mantener a este país en una situación de debilidad. Así se estipulaba en el artículo 231: Los gobiernos aliados y asociados declaran, y Alemania reconoce, que ella y sus aliados son responsables, por haberlos causado, de todos los daños y pérdidas a los cuales los gobiernos aliados y asociados se han visto sometidos como consecuencia de la guerra impuesta a ellos por la agresión de Alemania y sus aliados.

El procedimiento que se utilizó no fue el de las amputaciones territoriales, aunque se vio privada de todas las colonias de ultramar, sino el de restringir su ejército, hasta un máximo de 100.000 hombres. Además, se le impusieron unas reparaciones de guerra teóricamente infinitas, al tiempo que se ocupó militarmente la zona occidental del país.

El Imperio austrohúngaro fue reducido con la constitución de nuevos países. Serbia fue ampliada para formar la nueva Yugoslavia, fusionando Eslovenia y Croacia; Checoslovaquia era producto de la unión del antiguo núcleo industrial del mencionado imperio con los territorios checos y las zonas rurales de Eslovaquia y Rutenia. Rumania se amplió y pasó a ser un conglomerado multinacional. También Polonia e Italia se vieron beneficiadas.

No había precedentes históricos, ni lógica posible en la constitución de Yugoslavia y Checoslovaquia. Todos los eslavos del sur estaban integrados en un país, Yugoslavia, lo mismo que ocurría con los eslavos occidentales de los territorios checos y eslovacos. A largo plazo esto constituyó un polvorín que estalló a fines del siglo XX.

El tratado de Versalles no fue firmado por los Estados Unidos de América, lo que le restaba valor, al no ser el mundo ya eurocéntrico. Las escasas posibilidades de paz fueron torpedeadas por las potencias vencedoras, pues no se permitió la rehabilitación de los vencidos. Además, Alemania y Rusia fueron eliminadas del escenario internacional. Ninguno de los gobiernos existentes entre las fronteras de Francia y el mar de Japón se mantuvo en el poder tras la guerra.

Pero, ¿por qué las principales potencias de ambos bandos consideraron la Primera Guerra Mundial como un conflicto en el que solo cabía la victoria?

Según Eric Hobsbawm, durante la era imperialista se había producido la fusión de la política y la economía. Alemania aspiraba a alcanzar una posición como la inglesa, lo que significaba relegarla. Francia necesitaba compensar su creciente inferioridad demográfica y económica con respecto a Alemania, y un compromiso tan solo podía posponer el problema.

Las durísimas condiciones de la paz impuesta dieron al traste con las escasas posibilidades que existían de restablecer una Europa estable, liberal y burguesa. George Clemenceau, el presidente francés, dijo en Versalles, al recibir el documento de rendición alemán: Bueno, esto es el final. El historiador Arnold J. Toynbee, presente en la sala, masculló en voz baja: No, esto es solo el principio.

Las fuentes documentales para estudiar la Primera Guerra Mundial y, en concreto, las repercusiones del Tratado de Versalles se custodian en los archivos de los países que participaron en la contienda. Como ejemplo, citamos los Archivos Nacionales Franceses (París y Pierrefitte-sur-Seine). Existe una Guía de Fuentes donde es posible encontrar documentación relativa a las indemnizaciones y reparaciones de guerra.

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